Todo me gusta de las calabazas!!
Las variedades más grandes serpentean por el suelo y ocupan demasiado sitio con un resultado desigual, puesto que es fácil que terminen dándonos solo una o dos calabazas, que en ocasiones acaban estropeándose, dejándonos con la miel en los labios.
Ocurre lo mismo que con las sandías y los melones, es mejor plantarlos en terrenos amplios y despejados, que en huertos pequeños y apretados.
Además es de las hortalizas que compensa con creces comprar en el mercado.
De todas formas no os quedéis nunca con las ganas de plantarlas, pero siempre controlando muy bien su crecimiento.
Sin embargo las variedades medianas y pequeñas son otro cantar.
No solo sirven para llenar la despensa ó de decoración, si no que son verdaderos imanes a la hora de atraer a nuestros mejores aliados en el huerto, los insectos. Principálmente a las abejas.
Aquí las podéis ver creciendo estupendamente entre tomateras cherry.
Desde luego que habrá que plantar las semillas a una distancia prudente y tener cuidado de que no quiten demasiada luz a las plantas vecinas.
Las abejas y otros insectos vienen atraídos por las bellas flores de las calabazas y de paso nos ayudan a polinizar el resto de especies.
Me encanta verlas trabajar en ese verjel de frutos y colores, un paraíso en miniatura, donde se sienten a gusto y confiadas.
En otoño las ultimas calabazas se afanan por madurar, mientras la madre planta languidece. Es increíble la resistencia que tienen los tallos de los que penden los frutos en un ejercicio de malabarismo vegetal.
El color y las formas vuelven a poner la guinda a este maravilloso pastel y nos invita a seguir experimentando la próxima temporada, con nuevas semillas y con diferentes maneras de plantar.
Ahora toca llenar la casa de divertidas calabacitas que nos recuerden durante todo el invierno lo importante que es no utilizar pesticidas para cuidar de esos diminutos, pero ejemplares amigos que son los insectos!!
Fotos "Cholo Moratalla"